La Organización Mundial de la Salud, que se autodefine como independiente, recibe cientos de miles de dólares de los principales productores de algunas bebidas y alimentos que pueden provocar problemas de salud.
La oficina panamericana de la OMS, conocida como PAHO, es responsable, entre otros asuntos, de intentar detener el problema de la obesidad en México, país que más refrescos consume y con una de las poblaciones más obesas del mundo. Sin embargo, recibió 50.000 dólares de Coca-Cola, el mayor fabricante de bebidas del mundo, 150.000 dólares de Nestle, el mayor productor de alimentos, y otros 150.000 de otro gigante del sector, Unilever.