En la clausura de una reciente asamblea gremial, el principal orador calzó ideas propias citando algo que le había contado la dirigente política de una provincia cubana. Ella —pudo haber sido él: no tiene aquí el género, que es factual, otra intención que mostrar el avance de la mujer en la vida del país— le expresó su desconcierto por un hecho: en una reunión de la filial de la UNEAC (Unión de Escritores y Artistas de Cuba) en su territorio, las intervenciones giraron mayoritariamente sobre otras entidades. Solo una pequeña parte abordó cuestiones internas de dicha organización.
jueves, 19 de junio de 2014
Sencillamente, Fernando
Por Lilibeth Alfonso Martínez
Teniéndolo al lado, todavía es posible que se nos resista el pedestal para hacerlo caminar por la senda del resto de los hombres, pero si le preguntas, Fernando González Llort te dice enseguida que es uno más y que sus valores son los de todo el pueblo.
Escucharlo, no obstante, no deja de ser sobrecogedor. Es, a pesar de una timidez anunciada que por suerte no se concreta, un conversador excelente, capaz de hilvanar las ideas completas como paisajes, y su voz, siempre baja, totalmente amable, como él mismo, en todos los sentidos y formas de esa palabra, desde el pasivo adjetivo hasta la más improbable arquitectura del verbo…
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