Fander Falconí*
Los activos de las empresas petroleras poseen un efecto tóxico. Efectivamente, el comportamiento irracional de los mercados se ha movido a la industria de las energías no renovables (petróleo, gas y carbón), dice con mucho acierto un artículo de Ambrose Evans-Pritchard[1] publicado en The Telegraph.
Recordemos que, en forma previa, a la gran crisis del capitalismo central del año 2008, los bancos crearon las llamadas burbujas financieras, cuando otorgaron grandes préstamos a personas con poca probabilidad de repago. Los bancos norteamericanos, para ampliar el mercado, crearon las hipotecas de alto riesgo, conocidas como opciones “subprime”, con el respaldo de la Community Reinvestment Act, que es una ley que obligaba a los bancos a prestar a personas que no tenían buen historial crediticio. El riesgo fue eludido en forma sistemática, lo cual amplió la demanda de bienes inmuebles e incrementó el precio de las casas. Fue ésta la causa para que la burbuja inmobiliaria, tanto en Estados Unidos como en Europa, se disparara.