Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas. ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! (APLAUSOS.) ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!
Mientras ese paso no se da, mientras esa etapa no se alcanza, el mundo tiene que vivir constantemente bajo la pesadilla de verse envuelto en cualquier crisis, en una conflagración atómica. ¿Por qué? Porque hay quienes están interesados en mantener el despojo, hay quienes están interesados en mantener la explotación. [¼ ]
[¼ ] ¿Por qué se quiere sustraer de la Asamblea General el problema? ¿Por qué la delegación de Estados Unidos no quiere discutir este problema entre todos noso-tros? ¿Es que nosotros no tenemos criterio? ¿Es que nosotros no debemos enterarnos del problema? ¿Es que tiene que reunirse una comisión? ¿Por qué no lo más democrático? Es decir que la Asamblea General, todos los delegados, discutan aquí el problema del desarme, y que todo el mundo ponga las cartas sobre la mesa, para que se sepa quiénes quieren y quiénes no quieren el desarme, quiénes quieren y quiénes no quieren estar jugando a la guerra, y quiénes traicionan esa aspiración de la humanidad; ¡porque la humanidad no debe ser jamás llevada a una hecatombe por intereses egoístas y bastardos!, la humanidad, nuestros pueblos, no nosotros, han de ser preservados de esa hecatombe, para que todo lo que el conocimiento y la inteligencia humana han creado no sirva para la propia destrucción de la humanidad.
[...] Ahora, ¿cuáles son las dificultades del desarme? ¿Quiénes son los interesados en estar armados? Los interesados en estar armados hasta los dientes son los que quieren mantener las colonias, los que quieren mantener sus monopolios, los que quieren conservar en sus manos el petróleo del Medio Oriente, los recursos naturales de América Latina, de Asia, de África; y que, para defenderlos, necesitan la fuerza. Y ustedes saben perfectamente que en virtud del derecho de la fuerza se ocuparon esos territorios y fueron colonizados; en virtud del derecho de la fuerza se esclavizó a millones de hombres. Y es la fuerza la que mantiene esa explotación en el mundo. Luego, los primeros interesados en que no haya desarme son los interesados en mantener la fuerza, para mantener el control de los recursos naturales y de las riquezas de los pueblos, y de la mano de obra barata de los países subdesarrollados.
[¼ ] Y la guerra es un negocio. Hay que desenmascarar a los que negocian con la guerra, a los que se enriquecen con la guerra. Hay que abrirle los ojos al mundo, y enseñarle quiénes son los que negocian con el destino de la humanidad, los que negocian con el peligro de la guerra, sobre todo cuando la guerra puede ser tan espantosa que no queden esperanzas de liberación, de salvarse, al mundo.
[¼ ] Prometimos que íbamos a hablar con claridad, y no se puede llamar de otra manera a la verdad.
Fidel, 26 de septiembre de 1960
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