jueves, 1 de diciembre de 2016

LOS PERUANOS SE PREGUNTAN. CUBA Y FIDEL

Por Gustavo Espinoza M. (*)
El infausto acontecimiento ocurrido el viernes 25 pasado -el deceso de Fidel- ha dado lugar a innumerables interrogantes, comentarios, especulaciones, y hasta pronósticos; referidos a Cuba y al futuro de su pueblo. Muchos de los temas planteados han tenido que ver con preocupaciones legítimas o dudas razonables ante la carencia de información y de dominio del tema. No han faltado, sin embargo, las voces de perversos irredentos y de enanos mentales, que se han solazado con la muerte, y han cantado victoria en nombre de una hipotética “salida” a lo que ellos llaman “el drama cubano”. ¿Cuáles fueron los temas principales planteados en el abordamiento de lo que ocurrirá en la Patria de Martí?. Veamos.

El cambio en Cuba.
Algunos sostienen que el deceso de Fidel es el inicio de “un cambio”. Es bueno que se les recuerde que en Cuba, el cambio ya se operó. Ocurrió en 1959, cuando luego de una dura lucha en la Sierra Maestra, Fidel y sus compañeros derribaron a la dictadura batistiana y afirmaron el cambio que convirtió a Cuba en una voz alta del mundo contemporáneo. Fue ese el cambio -el primero en América Latina- que sacó al país del concierto de naciones expoliadas por el capital foráneo, y sometidas al dominio de bárbaras camarillas locales. El cambio, fue de una Cuba dependiente y subdesarrollada, a una Cuba Independiente, Soberana y Socialista. ¿Es difícil entender eso?
Ese cambio aún no se ha producido en muchos de los países de la región. En el Perú, por ejemplo, caminamos por ese derrotero durante el proceso patriótico y antiimperialista de Velasco Alvarado, pero la situación varió en sentido negativo después; y el país volvió a los viejos esquemas de dependencia en los que se debate ahora.
En otras latitudes, el cambio se ha iniciado, pero aun no ha concluido. En Cuba se ha profundizado pero no ha constituido un fenómeno estático ni inmutable. Se ha ido perfeccionando a la luz de la voluntad de lucha de su pueblo, orientado por una visión de futuro, y guiado por la inestimable grandeza de su líder, el Comandante Fidel Castro.
No habrá, entonces “otro” cambio en Cuba. Lo que se espera es un proceso de actualización del “modelo” socialista cubano que es único, y que sólo sirve para ese país, pues cada uno posee una realidad diferente y una propia historia. Dentro de ese modelo, y para perfeccionarlo, se producirán todos los cambios que sean necesarios
Dictadura y Democracia
Hay quienes sostienen que lo ocurrido en Cuba se ha producido en “dictadura”, y no en “democracia”. Quienes afirman esto cometen un error de percepción porque confunden dictadura con socialismo, y democracia con capitalismo.
Cuba es una democracia socialista. La Constitución Cubana fue elaborada, consultada y aprobada por todo el pueblo. Y hay allí elecciones periódicas para todos los órganos de Poder. Solo que la Democracia cubana es participativa. Eso significa, que -a diferencia de la llamada democracia formal- asegura la verdadera participación ciudadana. Bajo el capitalismo, en países como el nuestro, la “democracia” es una farsa. El ciudadano apenas tiene derecho a votar una vez cada cinco años para elegir al Jefe del Estado, o los miembros del Congreso Nacional. Allí, muere su “derecho”. Una vez que el Presidente es electo, puede hacer lo que quiera; incluso, lo contrario a lo que prometió en campaña. Los congresistas, por su parte, pueden darse el lujo de engañar a los electores, entregar una currícula falsa, y mentir descaradamente sobre sus actividades o intenciones. Nada de eso afectará después al “elegido”.
Pero además, esa “democracia” es espuria. Keiko Fujimori obtuvo, por ejemplo, en los comicios pasados, el 26% de los votos, pero el Jurado Elector al le confirió el 39 .8% ¿Y esa diferencia? Fue la que se le adjudicó sumando en su favor un alto porcentaje de votos nulos, viciados y en blanco; que nunca fueron para ella, pero que la favorecieron por “mandato de la ley”. Y más grave aún. Obtuvo solamente el 23.8% en favor de su lista parlamentaria, pero se le atribuyó un 56% de los votos, gracias a lo cual se le pudo reconocer a 73 congresistas de un total de 130 ¿es eso, Democracia?
En Cuba, se eligen a los candidatos en cada circunscripción. Y luego estos candidatos propuestos por sus electores, son confirmados en votación universal. Los congresistas -que pueden ser revocados- no obtienen remuneración por su función legislativa. La Asamblea Nacional Popular es el órgano de gestión democrática más representativo y el que designa a las autoridades ejecutivas del país ¿No es eso enteramente democrático? Un sistema “indirecto” de elección de gobernantes, no es patrimonio de Cuba En Estados Unidos también es así: no es el número de votos el que cuenta, sino la cantidad de representantes en la Convención Electoral, la que determina. Y en Alemania ¿quién elige? ¿el pueblo? Y en Inglaterra ¿alguien eligió a la reina, o a su Primer Ministro? ¿De qué se habla, entonces?
Partidos políticos
¿Qué en Cuba no hay “Partidos Políticos”? Tampoco hay campañas electorales. Todos sabemos que en nuestros países los Partidos Políticos son entidades ficticias. Que existen sólo para fines electorales. Que reciben cuantioso financiamiento nunca precisado, y que sirven para encumbrar personajes patéticos que hacen verdadero escarnio de la democracia, y que comprar votos a cambio de tapers u otros obsequios. ¿O es que alguien cree que gentes como Becerril, Lourdes Alcorta, Velásquez Quesquén o Mauricio Mulder, son realmente “Padres de la Patria”?.
Recientemente vimos -en vivo y en directo- las sesiones parlamentarias en Brasil, destinadas a destituir a Dilma Rousseff. ¿Alguien puede sostener que esos debates fueron realmente una “expresión democrática”?
En Cuba, no es “el Partido” el que elige, ni designa, candidatos. Es la población la que lo hace. El Partido –que existe y funciona- tiene otras tareas: servir a la población, asegurar que todo marche , que se cumplan las tareas, que la sociedad funcione. ¿Y eso, es malo? ¿Perjudica a alguien?
Pinochet y Fidel
Las más infelices expresiones del pensamiento reaccionario, se atreven a comparar a Fidel con Pinochet. Habría que recordar, en primer lugar, que a Pinochet lo apoyaron ellos cuando derrocó a Allende para -como lo dijeron- “salvar a Chile del comunismo” ¿lo recuerdan? Y justificaron luego largamente su política asesina diciendo que era indispensable “poner mano dura” para “acabar con la subversión”. Igual fue con Videla ¿no es verdad?
Entre Pinochet y Fidel no existe ni la más lejana identificación. El chileno puso a los “·Chicago boys”, a Milton Freedman y el Neo liberalismo. El cubano hizo todo lo contrario. El primero, puso en marcha el “Plan Cóndor” y envió policías y torturadores a otros países para secuestrar y asesinar a opositores. El segundo, envió hospitales de campaña, médicos, alfabetizadores, sangre para donar a los peruanos -por ejemplo-.
En Cuba ¿hubo fusilamientos? Si. En los dos primeros años de la Revolución. Luego de juicios populares fueron ajusticiados asesinos de Batista, torturadores, sicarios y traficantes de juego y de mujeres que convirtieron el país en un garito. En Chile se impuso la “Caravana de la Muerte”, fue asesinado Víctor Jara, Pablo Neruda, el general Prats, Orlando Letelier, y decenas de miles de patriotas ¿algo dijeron aquí esos reptiles que hoy injurian a Fidel?
La historia
No han faltado, finalmente los que han dicho que, en torno a Fidel, “será la historia” la que dé su veredicto. Han pretendido jugar así con la frase de Fidel en el juicio del Moncada. Se equivocan. A Fidel no solo que ya lo absolvió la historia, sino que lo tendrán siempre en su corazón y en su conciencia millones de combatientes en todos los continentes. Con toda legitimidad se puede decir de él, lo que José Domingo Choquehuanca dijo de Simón Bolívar crecerá su gloria, como crece la sombra cuando el sol declina (fin)
(*) Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe

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