Por: Enrique Atiénzar Rivero
Fotos: Otilio Rivero Delgado
La noticia corrió como pólvora entre los vecinos del barrio de Tagarro a las afueras de la ciudad de Camagüey, vía Habana. Fidel visita la tienda “La Tuya”, establecimiento comercial a cinco kilómetros y medio del centro histórico de la otrora villa de Santa María del Puerto del Príncipe.
De la fecha exacta no hay mucha precisión, a pesar de múltiples búsquedas y fuentes, aunque Gloria Badal Toledo, hija de la propietaria del establecimiento, recuerda que fue casi seguro el 13 de junio de 1961 alrededor de las 10:00 de la mañana.
Con casi 92 años de edad, que cumple en noviembre próximo, retiene en su mente pasajes de aquella inolvidable jornada, soñada por ella y que se le dio como por arte de magia cuando menos lo imaginaba. Vio parquearse varios autos y de uno de ellos, cuenta, descendió Fidel con su uniforme y boina verde olivo.
Era la primera vez que veía a Fidel bastante cerca. La anterior ocurrió el cuatro de enero de 1959 al paso por frente de la bodega de la Caravana de La Victoria en su marcha indetenible hacia la capital del país.
El vaso de cristal transparente que retiene Gloria en su mano izquierda lo conserva como una reliquia. En él el Líder Histórico de la Revolución tomó el contenido de dos latas de jugo de frutas Libbys que ella olvidó conservar.
Ahora nadie lo toca, dice mientras sonríe y recuerda que las muchachitas de la casa y vecinas de ellas se adueñaron del vaso y que todo el mundo se pegó del recipiente.
¿Qué impresión le causó cuando vio a Fidel?
–Me parecía mentira. Yo esperaba que fuera a venir aquí. Era una cosa que me lo decía el corazón. Y se me dio y pronto, fue más rápido de lo que yo pensé.
“Realmente con quien él habló fue con mi mamá Josefa Toledo que era locura lo que tenía con él. Nos preguntó qué parentesco teníamos con mi mamá y se le dijo, además, que una de las hijas mías estaba en Varadero para ir a alfabetizar”.
¿Para usted es un orgullo inmenso haber conocido a Fidel?
–¡Como no! Eso fue lo más grande para nosotros. En casa luchamos por la Revolución. Fue el día más feliz de mi vida. Yo tenía unos deseos de conocerlo y verlo de cerca.
Cuenta que el papá, Alfonso Badal, oriundo de España y apasionado por escribir fue hasta la máquina a hablar con Fidel.
Este 13 de agosto Fidel cumple 87 años.
“¿Qué le deseo?: Mucha vida, salud y que pueda vivir mucho más. De verdad se ha salvado de milagro. Que Dios le de mucha vida para que siga guiándonos a todos porque su obra es magnífica, es la verdad.
La nieta se llama Yaimé y cumple 13 años el mismo día en que nació Fidel y el hijo, que fue internacionalista en Angola, arriba a dos años de fallecido ese mismo día.
¿Un mensaje específico para Fidel?
–Que se cuide mucho para que viva mucho más y que siempre sea el líder de nosotros.
Los recuerdos vuelven a brotar y con muchas más precisiones. Cuando Fidel llega a la bodega quien estaba despachando era mi cuñada Belkis Guerrero Peña, natural de Campechuela y que vive hoy para Oriente.
Cerca de LaTuya residían pocas personas, época en que se vendía “kilito a kilito”. Desde luego se imponía una pregunta: ¿Cómo se hicieron de la foto en que aparece Fidel con el grupo en la bodega?
“Un hermano mío José Badal fue el que la tiró con una buena cámara, era el hobby de él. Se encargó de relevarla y a los dos días la teníamos”, comentó Gloria, quien recordó a su esposo Emilio Sabina, fundador de los talleres Lenin y quien colaboró con la Revolución antes de 1959 en la zona santacruceña del antiguo Central “Santa Martha”.
En los minutos finales de la entrevista Gloria habló de los más de 37 años que pasó de presidenta del CDR, de las grandes recogidas de materias primas, de las jornadas de trabajo voluntario agrícola y comentó finalmente, que una copia ampliada de la foto se le envió a Fidel para La Habana y creo que la conserve, “el guarda todo”, subrayó esta mujer de un carácter muy jovial y emprendedora que camina aún largas distancias en gestiones personales.
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