jueves, 31 de enero de 2019

La juventud en tiempo de capitalismo

La tesis de los retos de la juventud en la convivencia con el capitalismo devorador de la actualidad centró las palabras del teólogo y escritor brasileño Frei Betto en el Foro Martiano La idea del bien, como parte de la IV Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo que cierra hoy sus puertas en el capitalino Palacio de Convenciones
Autor:  | internet@granma.cu
Foto: Ariel Cecilio Lemus
La tesis de los retos de la juventud en la convivencia con el capitalismo devorador de la actualidad centró las palabras del teólogo y escritor brasileño Frei Betto en el Foro Martiano La idea del bien, como parte de la IV Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo que cierra hoy sus puertas en el capitalino Palacio de Convenciones.
Su exposición tuvo cómo hilo conductor el propósito de ese sistema político de convertir a los jóvenes en seres enajenados que les sirva a sus intereses de consumo por lo cual crea una conciencia de concebir proyectos a través del individualismo y desgajado de la satisfacción de servir a los demás, naturalizando la desigualdad y la injusticia social, motores de lucha en ese tipo de sociedad.

Comentó que los líderes históricos que llevaron a cabo procesos de emancipación se iniciaron en ese bregar antes de cumplir los 30 años y ello se debe a que «La Juventud es la edad en que todavía no se ha entrado en la institucionalidad y por eso los jóvenes tienen mayor movilidad social y están abiertos a nuevos conocimientos», explicó el pensador brasileño.
Esta enseñanza la tiene bien aprendida los gobiernos capitalistas actuales, incluso lo ha estudiado científicamente, por lo cual crea mecanismos para que los jóvenes no tomen el camino de la Revolución. El principal de ellos, está en la industria del entretenimiento, a través de los medios de comunicación masiva y los sistemas educacionales.
Ejemplificó con Walt Disney, una gran empresa cultural estadounidense que reproduce los códigos de sembrar desde la primera infancia patrones de personajes diseñados para naturalizar la diferencia de clases, la discriminación hacia el pobre, el indígena o el negro, la acumulación de riquezas, y otros, en un lenguaje propio de los niños
«Los recursos más poderosos son los mediáticos. Ahí conciben a la cultura sólo como entretenimiento, que ponga en la mente y en los corazones de los jóvenes la fuerte idea del individualismo. Para el sistema capitalista es fundamental el egocentrismo porque si las personas se conciben como parte de un colectivo, se identifican con la lucha de esa colectividad», aseveró Frei Betto en su exposición y argumentó que buscan agotar la fantasía infantil con juegos donde no participan otros niños sino bandos virtuales creando consciencias ficticias.
Destacó la importancia de los juegos infantiles en forjar fantasías y apropiarse de reglas morales para la sociabilidad en cuanto a no mentir, ayudar a los demás, ser aceptados y el compañerismo, algo que pierde interés para el capitalista porque necesita engendrar a los potenciales consumistas de sus productos.
En su diálogo con un auditorio repleto de personas, principalmente de jóvenes, insistió en ver a los programas televisivos de entretenimientos concebidos con una gran carga de publicidad hacia el mercado. Ello conlleva, por ejemplo, a que las madres quieran llevar a sus hijas a la peluquería para que sean maquilladas y convertirlas en minis adultos. «Lo criminal está en la realización de concurso de belleza para las niñas», añadió.
Esa erotización precoz en los niños conduce a una llegada temprana a la pubertad, acompañados de la inseguridad porque se han violentados etapas y existe el miedo de dejar de ser niños. Momento aprovechado por muchos adultos para llevarlos a ser soldados o consumidores de productos como las drogas, porque estas enajenan y hacen volver a la persona hacia el camino de la fantasía, a través de estupefacientes.
A ese sistema capitalista le importa enseñar a los jóvenes en cómo insertarse en un mercado laboral, en la filosofía de un hombre de éxito, sin importar las calamidades y los problemas de los otros. Por tanto, las escuelas no permiten las asociaciones estudiantiles, al menos que tengan un fin deportivo o de entrenamiento. «Ellos no quieren que se formen organizaciones que reflexionen sobre temas políticos. No conviene que se recuerden a los mártires, fechas históricas o sucesos».
En ese aspecto, Frei Betto introdujo la tesis de impedirle a los jóvenes la formación de una conciencia del factor tiempo como proceso histórico. Ello quiere decir que ese grupo atareo, cree un proyecto de vida entendiendo la lógica de la historia en una evolución hacia la estabilidad y la durabilidad, en cuanto a la familia y las relaciones personales, en las cuales puede haber progreso, estancamiento y retrocesos, incluso conflictos.
«Cada vez más, los jóvenes miran hacia dentro, sus propuestas de vida son menos racionales y más emocionales», afirmó el también teólogo de la liberación para expresar la exacerbación del placer como proyecto de felicidad en la suma de acumular bienes y no como una satisfacción cultural hacia servir a los demás seres humanos del planeta.
Por lo cual definió a la cultura como una forma de enriquecer interiormente a los hombres a través del conocimiento, las ideas, los sueños y aspiraciones, algo acumulativo en la vida de los seres humanos que les hace perseguir objetivos y trazarse tareas.
Para él, la televisión que sólo transmite programas de entretenimientos centrados en potenciar los valores del erotismo y la violencia conduce a la enajenación del ser humano porque no acude a explicarse los sucesos y fenómenos a través de sus causas históricas con propuestas de proyectos sociales. «Pensar en los propios intereses personales y no buscar las aspiraciones sociales, son las premisas de la industria del entretenimiento en el capitalismo».
De ahí que los desafíos para la juventud actual sea en primer lugar organizarse en agrupaciones con propósitos liberadores; conocer la historia de las luchas emprendidas en el pasado; entender la mediación de la ideología en cada acción acometida y concebir el futuro como un sueño convertido en realidad.
«Mi definición de ideología, la veo como una imagen de las artes plásticas. Son los espejuelos que tengo delante de los ojos para mirar la realidad, pero al mirarla nunca se ven los propios espejuelos» para aseverar que todos somos portadores de una ideología y que se absorbe por el conducto de la familia, la cultura, la vida, etc. Propuso retomar la ideología marxista como una crítica al capitalismo.
Por eso insistió en leer y estudiar a Marx, desde sus propios escritos que plantea la imposibilidad de un futuro para el capitalismo, ya sea por la desigualdad social o por los daños ambientales, de ahí la necesidad de avanzar hacia el socialismo, partiendo de la Revolución y puede ser posible creando un sistema paralelo con la fundación de cooperativas solidarias, la filosofía del buen vivir y la solución de temas puntuales en la población como la carencia de techo y tierra.
«El socialismo no solamente es del estado sino de los vecinos, de la calle, de los amigos y del intercambio de ayuda. No basta tener ideas, sueños y teorías sino que se deben crear redes de intercambio de bienes y avances en nuestras luchas. Un revolucionario es el que tiene un foco y un proyecto en las bases sociales», sentenció Frei Betto, para terminar con una metáfora: «El hombre nuevo debe ser hijo de Ernesto Che Guevara con María teresa de Cálcuta».

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