La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró este martes que “la voz de la calle debe ser escuchada”, tras varios días de protestas callejeras que reflejan el descontento popular de muchos brasileños por el aumento de los precios y los costos de organizar el Mundial de 2014.
Rousseff sostuvo que las multitudinarias protestas de los últimos días en las principales ciudades de Brasil “demuestran la energía de la democracia” y aseguró que su gobierno escuchará esas voces porque, dijo, al salir a la calle, “mandan un mensaje directo a los gobernantes”.
En la mayor manifestación hasta el momento, la de este lunes, cientos de miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades brasileñas para protestar por la gran inversión de su país en eventos deportivos, como la Copa de Confederaciones -que se está celebrando estos días- o el Mundial de Fútbol 2014. Piden que ese dinero se gaste en otras partidas como salud o educación.
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