domingo, 1 de septiembre de 2013

Cuba: Apertura económica

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Gladys Hernández, del Centro de la Investigación de la Economía Mundial de Cuba, visitó recientemente Lima y habló de las recientes medidas económicas que aplica su país para mantener los logros de la revolución, frente al bloqueo económico norteamericano y la crisis internacional.

—¿Cuáles son los cambios que se están realizando en Cuba en el campo económico?—Algunas de las medidas que estamos aplicando datan de la década de los ’90, con la diferencia de que ahora se están fortaleciendo. Estamos arrendando tierras para quienes deseen cultivarlas. Un grupo solicita estas tierras con cierto conocimiento de la cultura agrícola; mientras otro quiere estas tierras por interés en producir. Este es un sector estratégico en estos momentos, teniendo cuenta el nivel de importaciones de alimentos que hacemos y el incremento de precios de esas importaciones, debido a la crisis alimentaria. También han sido aprobados varios créditos para que estos arrendatarios puedan construir las obras de infraestructura que necesiten.
—¿En qué otros campos están haciendo inversiones?—El Estado ha aprobado una norma sobre construcción de viviendas, que aún es una deficiencia en Cuba, porque durante muchos años las inversiones estatales privilegiaron la educación y la salud. Para aquellos que no cuentan con recursos, se les está dando subsidios para reparar sus viviendas o construirlas. No tienen que devolver nada. Pero a quienes tienen un determinado nivel de ingresos, se les dará créditos que deberán pagar a plazos.
—Además de la agricultura y la construcción, ¿qué otros sectores están impulsando?—Hay otras medidas que han despertado un gran interés tanto en Cuba como en el extranjero, que están siendo impulsadas en el sector no estatal. En este sector figura la propiedad agrícola privada, el sector artesanal y el de la cultura. En un momento se permitió que haya negocios no estatales de alimentación, como restaurantes, cafeterías, construcción, plomería y otros rubros. Aún no existen licencias para sectores como la industria, pero ya se están generando unas para el cuidado de niños, el parque automotor y otras atividades.
—¿Cuánta gente trabaja por cuenta propia?—Hasta el 2012 había 357 mil trabajadores no estatales. Pero también estamos alquilando locales para que se constituyan empresas cooperativas de servicios como peluquería y lavandería.
—¿Cuáles son los objetivos de estas acciones?
—Están relacionadas con la crisis internacional, porque el Estado tiene que priorizar las inversiones a gran escala para generar empleo. Cuando la crisis se vaya resolviendo, el Estado perfeccionará el empleo. Las empresas estatales tienen problemas con la eficiencia, la rentabilidad, la producción. Pero estas medidas de impulso del sector privado no implican que el sector estatal ya no genere empleo, sino que estará en condiciones de garantizarlo, con mayor calidad y mayores salarios, y elevar la eficiencia económica del país.
—¿Qué otras leyes se han aplicado en los últimos años?—Hay una ley que permite a los cubanos viajar al exterior, siempre y cuando tengan los recursos y la visa del país que visitarán. Ahora se puede comprar casas, vehículos, usar celulares. Se ha eliminado una serie de prohibiciones que estaban en consonancia con una época en la que el turismo era muy incipiente en Cuba, y había preferencia por el desarrollo económico. El turismo ha crecido mucho en los últimos 18 años en nuestro país, ahora tenemos tres millones de turistas extranjeros.
—¿Y qué medidas están tomando frente al cambio climático?—Se están haciendo inversiones cuantiosas ante un fenómeno que afecta al país. Tiene que ver con la revolución energética, con la adquisición de electrodomésticos más eficientes, mejores refrigeradores, aires acondicionados. Eso implica una inversión costosa y una transformación de un tejido eléctrico conductor. También se ha dispuesto la independencia de las provincias en cuanto a su circulación energética. Estamos dando pasos hacia una matriz energética más integrada, compuesta no solo por combustible a partir del petróleo, sino por energía renovable. En este momento no hay gran avance, pero es paulatino, con construcciones en energía solar e investigaciones en biocombustibles, que tienen elevados contenidos en aceite.
—¿Cuál es el objetivo de todas estas medidas?—El objetivo es mantener los logros de la revolución. Es muy problemático tratar de mantener el desarrollo social logrado por Cuba, que es incuestionable en términos de educación y salud, seguridad social, pero también es necesario elevar la producción, y el desarrollo económico. Las condiciones en que hemos generado estas transformaciones se dan en el marco del endurecimiento del bloqueo de los Estados Unidos. Cuba está impedida de acceder a créditos y negociar con socios comerciales. Hay sanciones contra los empresarios que quieren invertir o negociar con nosotros. Los costos de cualquier transferencia comercial o financiera se duplican o triplican en función de las prohibiciones y del riesgo que corre el empresario o la financiera internacional al hacer alguna transferencia.
—Pero también está el tema de la crisis global.
—Efectivamente, la crisis global no solo es económica y financiera: es energética, alimentaria, ambiental. En ese contexto Cuba realiza sus transformaciones, que son la actualización de nuestro modelo económico, que se está profundizando para mantener los logros de la revolución. Nuestro objetivo es que el crecimiento económico sea más diversificado e integral, para que el país se independice de este proceso de importaciones que afecta nuestro desarrollo, y elevar su calidad, sin renunciar a nuestras conquistas.

—Hablando de la crisis global, en su opinión, ¿cómo afecta a América Latina?
—Todos los países son afectados. En un primer momento, la gran prensa de los países desarrollados, capitalistas, sostuvo que los países subdesarrollados no iban a ser afectados por la crisis. Incluyo a Cuba entre los subdesarrollados porque pese a que su régimen económico es diferente, aún no tiene un nivel alto de desarrollo. La manera en que América Latina es afectada no es la misma que los países desarrollados.
Primero fueron afectados los sectores financieros, y luego la crisis se transfiere por los canales del comercio y el turismo. Se cierran mercados tradicionales para nuestros productos como Europa y Estados Unidos. El principal impacto es el descenso de nuestras exportaciones a estos mercados. La segunda afectación grave es el financiamiento. Estas economías financian no solo el comercio, sino los proyectos de desarrollo y la inversión extranjera directa. Al contraerse ese financiamiento, los países subdesarrollados se afectan. Además, esas remesas que llegaban a nuestra región descendieron por el crecimiento del desempleo en Europa. El migrante que mandaba sus remesas a nuestros países, deja de mandarla.

—Pero se percibe que América Latina está menos afectada que Europa…—Hay diferencias dentro de la región en el enfrentamiento de la crisis. Hay países que son exportadores de materias primas. En medio de esta crisis se produce un boom del petróleo, alimentos, minerales. Esos países exportadores han tenido un nivel de impacto de la crisis un tanto menor, porque han tenido ingresos importantes por estas exportaciones. Pero la redistribución de este ingreso sigue siendo muy desigual. Y hay países que aun siendo exportadores de materias primas no compensan el nivel de importación. No se hace nada exportando hierro, cobre, si después se paga precios elevados por importar alimentos. Hay 82 países subdesarrollados en esa situación, que a su vez importan petróleo. Es posible que algunos países de América Latina hayan solventado la crisis de una forma más inteligente.
La integración, alternativa ante la crisis
—Dentro de América Latina han surgido diversos espacios de integración. ¿Cuánto ha ayudado esto ante la crisis?
—Efectivamente, han surgido espacios como Alba, Mercosur, Celac, para comerciar y resolver problemas históricos como el desarrollo social, y se produce una distribución mayor de los recursos en función de la deuda social de la región. No haces nada con exportar recursos minerales, tener grandes ingresos y después no redistribuir. Hay países de la región que han hecho una serie de transformaciones importantes en relación al control de sus recursos naturales, y han redistribuido en función del desarrollo social. No todos han hecho eso. En medio de esta crisis, algunos han sido ganadores y otros perdedores, porque la mayoría de sus poblaciones siguen estando afectadas por esa deuda social.

—Aun en medio de esas diferencias para actuar ante la crisis, ¿cree que América Latina ha sido más inteligente que Europa para enfrentarla?
—Es que ninguno de los países de América Latina ha asumido una política recesiva fiscal. Europa ha fortalecido su régimen fiscal. Tiene un carácter recesivo muy grande, para evitar que las sociedades adquieran mayores créditos. Estos grandes montos de financiamiento, generados tanto en Estados Unidos como en Europa, estaban destinados para que los bancos prestaran a las pequeñas y medianas empresas, y así se genere más empleo y se recupere la economía. Pero los bancos no han hecho esto, porque el nivel de incertidumbre y vulnerabilidad los lleva a abstenerse. En Europa los bancos depositaron los préstamos que recibieron a tasa cero para evitar prestar y correr el riesgo de que no haya devolución. Ese es el resultado de la crisis. En cambio, el resto de países ha impulsado programas de desarrollo económico, con inversiones en infraestructura.

—Y en Asia y África, ¿cómo percibe la situación?
—Han actuado de modo parecido a América Latina, generando alternativas de integración, como la cooperación Sur-Sur. Estas vinculaciones se han potenciado con la crisis, cubriendo la brecha no en los montos que generan las potencias. Ahora, Japón, que es la otra potencia afectada no solo por la crisis, sino por el terremoto y tsunami que sufrió hace dos años, se está recuperando por aplicar políticas diferentes. Aprobó un programa de financiamiento para el desarrollo y la inversión. Ha sido inteligente.

—Entonces, las medidas en Europa y en Estados Unidos, ¿hacen que la crisis se agudice?
—Es que no generan condiciones a los bancos para que presten dinero. Mientras eso no suceda, los niveles de desempleo se mantendrán y la contracción se mantendrá. Europa y Estados Unidos no crecen por eso. Si no se presta a las empresas para que generen empleos, no se soluciona la crisis. Grandes transnacionales cierran a nivel mundial y hay despidos masivos por miles.

—Ante esto, ¿la integración entre los países del hemisferio sur es una manera de paliar la crisis?
—Por supuesto, porque estos países durante muchos años no han mirado la integración regional como objetivo. Ahora la ven como alternativa real. América Latina priorizó por mucho tiempo los convenios comerciales bilaterales como los TLC con grandes economías, pero estas ahora están en crisis. Por eso, África, Asia y América Latina deben mirarse adentro y entre ellos, porque el comercio es complementario, y los términos de ambas partes son equitativos.


Víctor Liza
Redacción 
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Gladys Hernández, del Centro de la Investigación de la Economía Mundial de Cuba, visitó recientemente Lima y habló de las recientes medidas económicas que aplica su país para mantener los logros de la revolución, frente al bloqueo económico norteamericano y la crisis internacional.
—¿Cuáles son los cambios que se están realizando en Cuba en el campo económico?—Algunas de las medidas que estamos aplicando datan de la década de los ’90, con la diferencia de que ahora se están fortaleciendo. Estamos arrendando tierras para quienes deseen cultivarlas. Un grupo solicita estas tierras con cierto conocimiento de la cultura agrícola; mientras otro quiere estas tierras por interés en producir. Este es un sector estratégico en estos momentos, teniendo cuenta el nivel de importaciones de alimentos que hacemos y el incremento de precios de esas importaciones, debido a la crisis alimentaria. También han sido aprobados varios créditos para que estos arrendatarios puedan construir las obras de infraestructura que necesiten.
—¿En qué otros campos están haciendo inversiones?—El Estado ha aprobado una norma sobre construcción de viviendas, que aún es una deficiencia en Cuba, porque durante muchos años las inversiones estatales privilegiaron la educación y la salud. Para aquellos que no cuentan con recursos, se les está dando subsidios para reparar sus viviendas o construirlas. No tienen que devolver nada. Pero a quienes tienen un determinado nivel de ingresos, se les dará créditos que deberán pagar a plazos.
—Además de la agricultura y la construcción, ¿qué otros sectores están impulsando?—Hay otras medidas que han despertado un gran interés tanto en Cuba como en el extranjero, que están siendo impulsadas en el sector no estatal. En este sector figura la propiedad agrícola privada, el sector artesanal y el de la cultura. En un momento se permitió que haya negocios no estatales de alimentación, como restaurantes, cafeterías, construcción, plomería y otros rubros. Aún no existen licencias para sectores como la industria, pero ya se están generando unas para el cuidado de niños, el parque automotor y otras atividades.
—¿Cuánta gente trabaja por cuenta propia?—Hasta el 2012 había 357 mil trabajadores no estatales. Pero también estamos alquilando locales para que se constituyan empresas cooperativas de servicios como peluquería y lavandería.
—¿Cuáles son los objetivos de estas acciones?
—Están relacionadas con la crisis internacional, porque el Estado tiene que priorizar las inversiones a gran escala para generar empleo. Cuando la crisis se vaya resolviendo, el Estado perfeccionará el empleo. Las empresas estatales tienen problemas con la eficiencia, la rentabilidad, la producción. Pero estas medidas de impulso del sector privado no implican que el sector estatal ya no genere empleo, sino que estará en condiciones de garantizarlo, con mayor calidad y mayores salarios, y elevar la eficiencia económica del país.
—¿Qué otras leyes se han aplicado en los últimos años?—Hay una ley que permite a los cubanos viajar al exterior, siempre y cuando tengan los recursos y la visa del país que visitarán. Ahora se puede comprar casas, vehículos, usar celulares. Se ha eliminado una serie de prohibiciones que estaban en consonancia con una época en la que el turismo era muy incipiente en Cuba, y había preferencia por el desarrollo económico. El turismo ha crecido mucho en los últimos 18 años en nuestro país, ahora tenemos tres millones de turistas extranjeros.
—¿Y qué medidas están tomando frente al cambio climático?—Se están haciendo inversiones cuantiosas ante un fenómeno que afecta al país. Tiene que ver con la revolución energética, con la adquisición de electrodomésticos más eficientes, mejores refrigeradores, aires acondicionados. Eso implica una inversión costosa y una transformación de un tejido eléctrico conductor. También se ha dispuesto la independencia de las provincias en cuanto a su circulación energética. Estamos dando pasos hacia una matriz energética más integrada, compuesta no solo por combustible a partir del petróleo, sino por energía renovable. En este momento no hay gran avance, pero es paulatino, con construcciones en energía solar e investigaciones en biocombustibles, que tienen elevados contenidos en aceite.
—¿Cuál es el objetivo de todas estas medidas?—El objetivo es mantener los logros de la revolución. Es muy problemático tratar de mantener el desarrollo social logrado por Cuba, que es incuestionable en términos de educación y salud, seguridad social, pero también es necesario elevar la producción, y el desarrollo económico. Las condiciones en que hemos generado estas transformaciones se dan en el marco del endurecimiento del bloqueo de los Estados Unidos. Cuba está impedida de acceder a créditos y negociar con socios comerciales. Hay sanciones contra los empresarios que quieren invertir o negociar con nosotros. Los costos de cualquier transferencia comercial o financiera se duplican o triplican en función de las prohibiciones y del riesgo que corre el empresario o la financiera internacional al hacer alguna transferencia.
—Pero también está el tema de la crisis global.
—Efectivamente, la crisis global no solo es económica y financiera: es energética, alimentaria, ambiental. En ese contexto Cuba realiza sus transformaciones, que son la actualización de nuestro modelo económico, que se está profundizando para mantener los logros de la revolución. Nuestro objetivo es que el crecimiento económico sea más diversificado e integral, para que el país se independice de este proceso de importaciones que afecta nuestro desarrollo, y elevar su calidad, sin renunciar a nuestras conquistas.

—Hablando de la crisis global, en su opinión, ¿cómo afecta a América Latina?
—Todos los países son afectados. En un primer momento, la gran prensa de los países desarrollados, capitalistas, sostuvo que los países subdesarrollados no iban a ser afectados por la crisis. Incluyo a Cuba entre los subdesarrollados porque pese a que su régimen económico es diferente, aún no tiene un nivel alto de desarrollo. La manera en que América Latina es afectada no es la misma que los países desarrollados.
Primero fueron afectados los sectores financieros, y luego la crisis se transfiere por los canales del comercio y el turismo. Se cierran mercados tradicionales para nuestros productos como Europa y Estados Unidos. El principal impacto es el descenso de nuestras exportaciones a estos mercados. La segunda afectación grave es el financiamiento. Estas economías financian no solo el comercio, sino los proyectos de desarrollo y la inversión extranjera directa. Al contraerse ese financiamiento, los países subdesarrollados se afectan. Además, esas remesas que llegaban a nuestra región descendieron por el crecimiento del desempleo en Europa. El migrante que mandaba sus remesas a nuestros países, deja de mandarla.

—Pero se percibe que América Latina está menos afectada que Europa…—Hay diferencias dentro de la región en el enfrentamiento de la crisis. Hay países que son exportadores de materias primas. En medio de esta crisis se produce un boom del petróleo, alimentos, minerales. Esos países exportadores han tenido un nivel de impacto de la crisis un tanto menor, porque han tenido ingresos importantes por estas exportaciones. Pero la redistribución de este ingreso sigue siendo muy desigual. Y hay países que aun siendo exportadores de materias primas no compensan el nivel de importación. No se hace nada exportando hierro, cobre, si después se paga precios elevados por importar alimentos. Hay 82 países subdesarrollados en esa situación, que a su vez importan petróleo. Es posible que algunos países de América Latina hayan solventado la crisis de una forma más inteligente.
La integración, alternativa ante la crisis
—Dentro de América Latina han surgido diversos espacios de integración. ¿Cuánto ha ayudado esto ante la crisis?
—Efectivamente, han surgido espacios como Alba, Mercosur, Celac, para comerciar y resolver problemas históricos como el desarrollo social, y se produce una distribución mayor de los recursos en función de la deuda social de la región. No haces nada con exportar recursos minerales, tener grandes ingresos y después no redistribuir. Hay países de la región que han hecho una serie de transformaciones importantes en relación al control de sus recursos naturales, y han redistribuido en función del desarrollo social. No todos han hecho eso. En medio de esta crisis, algunos han sido ganadores y otros perdedores, porque la mayoría de sus poblaciones siguen estando afectadas por esa deuda social.

—Aun en medio de esas diferencias para actuar ante la crisis, ¿cree que América Latina ha sido más inteligente que Europa para enfrentarla?
—Es que ninguno de los países de América Latina ha asumido una política recesiva fiscal. Europa ha fortalecido su régimen fiscal. Tiene un carácter recesivo muy grande, para evitar que las sociedades adquieran mayores créditos. Estos grandes montos de financiamiento, generados tanto en Estados Unidos como en Europa, estaban destinados para que los bancos prestaran a las pequeñas y medianas empresas, y así se genere más empleo y se recupere la economía. Pero los bancos no han hecho esto, porque el nivel de incertidumbre y vulnerabilidad los lleva a abstenerse. En Europa los bancos depositaron los préstamos que recibieron a tasa cero para evitar prestar y correr el riesgo de que no haya devolución. Ese es el resultado de la crisis. En cambio, el resto de países ha impulsado programas de desarrollo económico, con inversiones en infraestructura.

—Y en Asia y África, ¿cómo percibe la situación?
—Han actuado de modo parecido a América Latina, generando alternativas de integración, como la cooperación Sur-Sur. Estas vinculaciones se han potenciado con la crisis, cubriendo la brecha no en los montos que generan las potencias. Ahora, Japón, que es la otra potencia afectada no solo por la crisis, sino por el terremoto y tsunami que sufrió hace dos años, se está recuperando por aplicar políticas diferentes. Aprobó un programa de financiamiento para el desarrollo y la inversión. Ha sido inteligente.

—Entonces, las medidas en Europa y en Estados Unidos, ¿hacen que la crisis se agudice?
—Es que no generan condiciones a los bancos para que presten dinero. Mientras eso no suceda, los niveles de desempleo se mantendrán y la contracción se mantendrá. Europa y Estados Unidos no crecen por eso. Si no se presta a las empresas para que generen empleos, no se soluciona la crisis. Grandes transnacionales cierran a nivel mundial y hay despidos masivos por miles.

—Ante esto, ¿la integración entre los países del hemisferio sur es una manera de paliar la crisis?
—Por supuesto, porque estos países durante muchos años no han mirado la integración regional como objetivo. Ahora la ven como alternativa real. América Latina priorizó por mucho tiempo los convenios comerciales bilaterales como los TLC con grandes economías, pero estas ahora están en crisis. Por eso, África, Asia y América Latina deben mirarse adentro y entre ellos, porque el comercio es complementario, y los términos de ambas partes son equitativos.

Víctor Liza
Redacción 
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