La valentía y entereza demostrada por el presidente de Bolivia, Evo Morales, ante la agresión a que fue sometido recientemente en Europa, por instrucción del régimen norteamericano de Barack Obama, dignificó a esta nación andina, como similar lo hizo en el pasado siglo el Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara.
Lejos de humillar a los bolivianos, como pretendieron hacer los gobiernos de Estados Unidos, Francia, España, Portugal e Italia, al intentar secuestrar a Morales en el arruinado Viejo Continente, lo que hicieron fue engrandecer a este pueblo, y a su máximo dirigente indígena.
La prepotencia imperial de Washington y la postura colonial de las autoridades de Paris, Madrid, Lisboa y Roma, de no permitirle al líder de la Pachamama (Madre Tierra) sobrevolar en su avión presidencial los espacios aéreos europeos, se convirtió en un boomerang para esos regímenes discriminatorios, corrompidos, y en franca decadencia.
Los cálculos de la administración norteamericana, artífice del plan macabro contra Morales, y de sus aliados, evidentemente fueron desacertados y frustrados porque no contaron con el respaldo internacional e interno que recibiría el presidente de Bolivia ante tal afrenta contra un mandatario, sin precedentes en la historia.
Como siempre, las otroras metrópolis menospreciaron a los pueblos y dirigentes revolucionarios de Latinoamérica, y además a la comunidad mundial, que de manera contundente y casi unánime, con excepciones bien conocidas, repudiaron inmediatamente el ultraje al líder de esta nación sudamericana.
Para infortunio e infelicidad de los adversarios de la unidad de América Latina y de los gobiernos progresistas de la región, a lo interno Morales ha recibido el apoyo de la mayoría de sus compatriotas.
Incluso, sus débiles opositores en el país, no han tenido otra alternativa que pronunciarse contrariamente a la actitud de Estados Unidos y sus compinches europeos, o simplemente hacer silencio porque la ofensa a Bolivia constituyó un asunto de dignidad nacional.
Este sencillo pueblo andino, de poco más de 10 millones de habitantes, es hoy más reconocido y respetado mundialmente, precisamente por la valentía y entereza demostrada por su presidente en los últimos días.
La vida de Morales la pusieron en riesgo en Europa los mismos que ordenaron el asesinato del Che en Bolivia en 1967, pero que nunca han logrado matar sus ideas, como en este siglo XXI no consiguieron amedrentar al actual mandatario de este Estado sudamericano.
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