miércoles, 9 de octubre de 2013

#Che en todas partes (#Cuba #Argentina #Bolivia #AméricaLatina)

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Por Freddy Pérez Cabrera

Qué tiene el Che que está en todas partes. Lo vemos cada día en la alegría de un niño que desea ser como él, en la esperanza de un pueblo, en las franjas de una bandera, en el pecho de un joven o en lo alto de una colina. Ni sus enemigos han logrado sustraerse a la figura y el ejemplo que emana del Guerrillero Heroico, 46 años después de su desaparición física.

Sin embargo, por cuestiones obvias, en ningún lugar se siente su cálida presencia como en Santa Clara. Hasta su nicho han llegado más de tres millones de personas de todos los confines del planeta, a quienes he visto derramar lágrimas, susurrarle un poema o declararle un compromiso cuando están frente a él.
A través de estos años son cientos de personas las que han donado objetos de particular valor sentimental al Museo Memorial que custodia sus restos y los de sus compañeros de lucha en Bolivia, los cuales suman más de 800 en la actualidad.
Entre esos presentes hay una carta envida en fecha reciente por un niño argentino apodado Coni, quien le dice que lo amaba profundamente, además de manifestarle el odio que sentía por sus asesinos, prometiéndole que vendría hasta su morada eterna.
Y como la nota de Coni, hay poemas, canciones, prendas personales, flores, banderas, condecoraciones, velas, dibujos, y la llave con que un patriota chileno logró evadirse de la prisión en los tiempos de la sangrienta dictadura de Pinochet, entre otros objetos cercanos a la figura del Guerrillero Heroico.
También en el libro de visitantes inaugurado el 17 de octubre de 1997, cuando llegaron los restos del Che, se inscriben dos frases de mucho valor para el recinto, una escrita por Fidel donde señala: ¡Hasta la victoria siempre!; mientras Raúl le dedicó un ¡Hasta siempre Comandante! Y presente, el recuerdo imborrable de la visita del Comandante Hugo Rafael Chávez Frias.
Muestra del impacto que tiene en las personas la figura del Héroe de la Batalla de Santa Clara, la mostraron los alumnos de la Escuela Militar Camilo Cienfuegos, quienes, en bonita tradición, realizan cada 8 y 16 de octubre la guardia solemne a los combatientes del Frente de Las Villas, en el Mausoleo que guarda sus restos.
Ante la llama eterna que ilumina de manera perenne el lugar, el camilito José Alejandro Martín Rodríguez, alumno de segundo año, reconoció que el corazón no le cabía en el pecho de tanta emoción que sentía.
De igual manera, su compañero de guardia, Javier Alberto Valencia, expresó que jamás había realizado un acto tan conmovedor como este. “Nunca me había sentido tan cerca del hombre de quien tantas veces dije cuando pequeño que quería ser como él”.
Como expresara Giustino Di Celmo, padre de Fabio Di Celmo, joven italiano víctima de un atentado terrorista, nunca la historia se vuelve tan aplastante como al entrar a este lugar, porque allí se sienten los gritos de combate, el galope de Rocinante o el tableteo de ametralladoras victoriosas.

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